Alessandro Vanoli: "Occidente y su centralidad son un invento del imperio español"
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La historia realmente no comenzó entre el Tigris y el Eufrates con la aparición de la lengua escrita, sino más bien con la construcción del relato de la primera Historia Europea a finales del siglo XV, que coincide no tan casualmente con las exploraciones de ultramar de los reinos de España y Portugal y la representación física del mundo de esos primeros mapas en los que Europa ocupó el centro. Sin embargo, en un colegio en China, los alumnos de la última fila ni siquiera son capaces de ver nuestro continente, que aparece diminuto en una esquina arriba a la izquierda: exactamente tal y como nos han percibido siempre.
Lo explica a El Confidencial en Madrid el historiador italiano Alessandro Vanoli que ha publicado
Desde entonces, ese espacio ha llevado aparejada también la idea de una centralidad que ha caracterizado esa historia universal creada por los occidentales: “La proyección clásica de Mercator –el mapa mundi– es funcional también a una sobre dimensión de Occidente. Pero no es solo un problema de los geógrafos, sino que se refleja en todas las percepciones culturales y las reconstrucciones históricas que se hacen en ese periodo. Por eso, se puede decir que realmente es en ese momento cuando empieza la historia”, explica Vanoli.
"La proyección clásica de Mercator (el mapa mundi) es funcional también a una sobre dimensión de Occidente"
Una idea de Occidente que curiosamente habría sido definida inicialmente como la sociedad que intentaba encontrar nuevas rutas para alcanzar lo que ellos denominan Oriente, que es donde está verdadera riqueza entonces: los textiles, las piedras preciosas, las especias... y que no existe nunca, en cambio, como único espacio. Es la historia del incipiente imperio español y de una tradición europea que continúan franceses y británicos hasta que son desplazados por ese nuevo representante de lo occidental que escribe a su vez la historia: “Estados Unidos es el heredero directo del imperio británico y por eso su percepción asiática es igual: son quienes escriben realmente la historia de Occidente”. Hablamos de todo ello con el profesor de la Universidad de Bolonia, experto en historia del Mediterráneo.
PREGUNTA. Occidente no existe como concepto en ese final de la Edad Media, pero lo que sí hay es una predominancia del comercio europeo, como lo es el de las repúblicas italianas de Venecia y Génova ¿Es entonces, cuando se produce la caída de Constantinopla y se interrumpen las rutas comerciales que obliga a la exploración de los océanos, cuando se empieza a definir paradójicamente Europa?
RESPUESTA. Se podría decir que al principio fue una exploración geográfica y nada más. Y lo fue para todo, en general. Es decir, que no hay una idea de Occidente como espacio pensable y por eso conquistable, esta es la verdadera diferencia. El cambio se produce más o menos en ese periodo sí, en el final de lo que conocemos como Edad Media, cuando se produce ese corte de la ruta con China. Se puede decir sin lugar a dudas que la historia de Occidente se determina precisamente por la necesidad de llegar hasta Oriente: todas las actividades comerciales, todas las rutas, todas las necesidades políticas, económicas, sociales, culturales.. tenían al Oriente como punto de referencia y esto era así porque desde allí llegaba todo lo que producía la verdadera riqueza: los textiles, las piedras preciosas, las especias... Así que la necesidad para todos era la de intentar la mejor ruta para llegar hasta Oriente y al final de la Edad Media estas rutas continentales comienzan a ser muy problemáticas. Además se produce una explosión demográfica en Europa que va unida a una transformación social y económica muy fuerte: el cambio que determina la presencia de burgueses y de mercaderes como actores principales en las actividades políticas. Esto se produce en todo el Mediterráneo, de Barcelona hasta Bolonia, por citar dos ciudades cercanas a nosotros y obliga a buscar nuevas rutas para disponer de más cantidad de productos orientales...
"Los otomanos determinan un cambio de poderes en el Mediterráneo y dificultan las relaciones con las estaciones más orientales"
P. El punto de inflexión sería entonces la aparición del Imperio Otomano. ¿ Bizancio sí era Occidente, Europa antes de caer?
R. En cualquier sentido lo es, pero... gracias por esta pregunta, es muy interesante, porque si pensamos en todas las herencias artísticas y culturales de la Edad Media, Bizancio es siempre uno de los puntos de partida y es percibido como historia romana. Ahí están Venecia o Rávena, por citar algunos ejemplos en donde podemos ver ese legado. Pero al mismo tiempo, desde esa perspectiva europea comienza a germinar la idea de que Bizancio se aleja cada vez más. Esto se ve muy bien en medio de la época de las cruzadas, cuando los venecianos deciden conquistar Bizancio porque entienden que hay algo de oriental y de diferente en Bizancio que ya no es Europa en un sentido estricto, y se empieza a crear una línea divisoria. En cuanto a los otomanos, son los protagonistas principales de este corte que se percibe al final de la Edad Media – llamémoslo así por convención– porque determinan un cambio de poderes en el Mediterráneo Oriental y dificultan las relaciones con las estaciones comerciales más orientales que tenían la mayoría de los mercaderes de los países occidentales. Hay que intentar, sin embargo, entender esta historia no como una serie de divisiones rigurosas, –porque es verdad que hay una distancia política y una distinción bastante real entre espacios diferente–, pero al mismo tiempo, la mayoría de los hombres que viajan por el mar son de todos esos países y son parte de la misma historia.
P. Hay un momento en el cual la conquista de los portugueses y españoles deja de ser sólo por motivos comerciales ¿Ese origen de occidente involucra también una religión contra el Islam?
R. Sí, se puede decir también así. Pero hay una gran actividad comercial en donde todo parece un poco más mezclado junto a unas actividades políticas donde, por lo menos en lo oficial, todo parece muy fácilmente diferenciable. Es decir, los reyes, los emperadores, los sultanes... tienen siempre que esgrimir que pelean contra alguien, que suele coincidir con quien es diferente en un sentido religioso y que se hace por conveniencia. Hay un aspecto muy ideológico en cómo los historiadores han interpretado las fuentes para su relato y eso es parecido a cómo es hoy: ¿Podemos decir verdaderamente que lo que esgrime Trump o los europeos contra Irán o contra otros países sea verdad o es más bien la necesidad política de mostrar diferencias? El punto importante es que la historia de Occidente es sobre todo una historia de construcción de un espacio pensable, que se empieza a formar justamente en ese momento en el que los descubrimientos de los navegantes en el océano Atlántico se confrontan con nuevas posibilidades de conquistas. Ese gran cambio mundial se plasma con el Tratado de Tordesillas y el reparto del mundo por parte de una entidad que empieza ya a configurarse como Occidente.
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P. Esta idea de la división del mundo lleva inevitablemente al tema de los mapas, que es una parte muy importante de este libro ¿Seguimos enterrados en la visión del siglo XVI del Mapa Mundi en Europa? ¿Seguimos teniendo una idea del mundo en cuestión de representación física europea y no real?
R. Hay una serie de novedades fundamentales en esa época que están fuertemente vinculadas a la construcción de los nuevos mapas. Primero, el hecho de que los descubrimientos permiten percibir y de conquerir un espacio más largo del Mediterráneo que es donde nacen los mapas. Las primeras son las cartas náuticas, como puede ser la carta catalana, por citar una de las mejores que tenemos. La carta catalana funciona muy bien porque es estrecha de espacio, porque se percibe este espacio como si fuese bidimensional, sin pensar en que la Tierra es redonda. Cuando se alarga, se aumenta el espacio de la proyección. Después de un siglo, al final del 1500, esta capacidad permite construir mapas reales de la tierra. Digo reales porque por primera vez en la historia del hombre, y esta es una verdadera novedad, los mapas permiten ver el espacio que habitamos como es, pero en los propios mapas se empieza a determinar también lo que es central y lo que es lateral. El otro gran cambio que se produce es muy interesante ya que por primera vez se ve Europa y se percibe como “nuestro espacio”. No es en absoluto casual el hecho de que la producción de esos primeros mapas coincida justamente en los mismos años con la primera Historia de Europa. Este cambio, esta percepción de nuestra centralidad, es el verdadero comienzo de la idea política, geográfica e identitaria de Occidente.
P. En tu libro explicas que en China, por ejemplo, el Oriente no existe y que ellos representan los mapas con Europa desplazada...
R. Sí, es un ejercicio que propongo siempre a los alumnos y también a la gente un poco más mayor: buscar en Google ‘World Map China’. Uno de los primeros resultados de una búsqueda así es el mapa del mundo tal y como lo ven los chinos en las escuelas. Y en este mapa se ve en el centro justamente China, mientras que nosotros somos en cambio un pequeño punto arriba a la izquierda y me refiero a toda Europa, un punto pequeño. Es decir, que el alumno chino sentado en la última fila en clase ni siquiera nos ve, y es así como han percibido Europa durante toda su historia.
"En el mapamundi chino se ve China justamente en el centro , mientras que nosotros somos en cambio un pequeño punto arriba a la izquierda"
P. ¿La construcción de Occidente implica también un sobredimensionamiento? ¿Domina culturalmente esa idea del mundo desde el siglo XVI?
R. Sí, claro, porque se puede hablar del mapa, como la proyección de Mercator, que es el primer gran ejemplo y que funciona también como una sobre dimensión de Occidente. Pero no es solo un problema de los geógrafos, sino que se refleja en todas las percepciones culturales y las reconstrucciones históricas que se hacen en ese periodo. Por eso, se puede decir que la historia empieza en Europa, porque es donde comienza la narración, y es una historia marcadamente imperial que empieza con España y Portugal y que sigue con la del Imperio británico, que es la que hereda EEUU.
P. ¿Por qué no se consigue en Asia enraizar la idea occidental?
R.- La colonización inglesa y europea en general, que se produce entre los siglos XVIII y XIX y es tan fuerte y tan radicalizada que es muy difícil que cuaje, porque es la idea de los conquistadores. Al final, lo que utilizan países como Francia e Inglaterra en estos siglos puros de colonialismo no son más que las antiguas ideas griegas reutilizadas. Es decir, la idea de que Oriente sea una región indistinta donde todos están afectados por un mismo clima que conlleva unas mismas actitudes: son indolentes, les gusta el lujo, están abocados a tiranías y sobre todo, son inmóviles: no hay historia allí. Y este concepto sigue siendo el mismo que se tiene en el siglo XX. Por ejemplo, si pensamos simplemente en el aspecto cultural, que no es lo más importante, es directamente una construcción de las universidades, donde la materia de Historia es realmente la Historia europea. Es decir que la historia del mundo es puramente occidental, lo demás es como mucho arte, religión y lengua, más o menos. Pero Oriente en sí no existe, es una construcción europea, mientras que la propia idea actual de Occidente es también un poco falsa, porque representa al final a Estados Unidos, cuando en realidad sería Europa...
"La colonización inglesa y europea que se produce entre los siglos XVIII y XIX está tan radicalizada que es muy difícil que cuaje"
P. ¿Tiene razón Trump en el sentido de que la centralidad se ha movido hacia Asia?
R. Sí, yo pienso que hay dos direcciones. En un sentido, hay una multipolaridad que parece ser la reacción contemporánea a la globalización de estilo estadounidense del final del siglo XX. Esta multipolaridad es China, Rusia, India, Estados Unidos, y partes divididas de Europa, etc. En otro sentido está Asia que ha acabado con el proceso de descolonización y que ahora es protagonista de una historia técnicamente nueva. Asia o mejor dicho, la parte este del macro continente euroasiático tiene ahora una capacidad de influir sobre el futuro impresionante.
El Confidencial